martes, 30 de diciembre de 2008

INTERESANTE VISION...

Por su calidad, publicamos el magnífico editorial de El Nacional.
29 Diciembre 2008, 11:17 AM
Ayudar a los santos
Aunque la relativa estabilidad económica no sucumbió en el 2008 ante los devastadores efectos de una crisis financiera global, Gobierno y sector productivo no deberían abusar de la suerte y prepararse desde ahora para poder afrontar en el 2009 un panorama de grandes adversidades.

La drástica e intempestiva baja en los precios del petróleo y de materias primas ha evitado un desajuste de los principales indicadores económicos, como tipo de cambio, inflación, desempleo, balanza de pagos y reservas netas del Banco Central.

En el primer semestre de este año la economía estuvo a punto de explosionar con el incremento en casi un cien por ciento en los precios de los combustibles y granos, baja en las exportaciones, remesas y turismo.

La campaña electoral fue otro agregado negativo para la maltrecha economía, pues, por razones atribuidas al clientelismo, el Gobierno otorgó subsidios generalizados por miles de millones de pesos y dólares, agravó el déficit de cuenta corriente de la balanza de pagos y las arcas públicas virtualmente quedaron vacías.

Durante ese período se acentuó el desempleo con más de 20 mil despidos, sólo en el sector de zonas francas, en tanto que la inflación superó los dos dígitos, en una irrespirable atmósfera de crisis y desaliento.

Esa árida pradera económica no llegó a incendiarse, gracias a la drástica baja en el precio del barril de petróleo, que de superar los 140 dólares se redujo a menos de los 40, al igual que las sustanciales reducciones experimentadas por los precios del trigo, soya, maíz y sorgo.

Esos factores, a los que podrían agregarse el freno impuesto por la Autoridad Monetaria y Financiera a la expansión del crédito y circulante, por vía de las alzas en los tipos de interés bancarios, fueron como misa de salud para una economía camino al despeñadero.

En el 2009, aún al amparo de la gracia divina, el Gobierno debería ayudar a los santos en la tarea de prevenir un derrumbe mayor de la economía, más aún cuando se prevé baja en los ingresos de divisas por turismo, remesas, exportaciones e inversión.

Es menester también que para el nuevo año, el empresariado cese la mala práctica de llorar con el buche lleno y participar más activamente en la tarea de levantar un dique de contención ante el peligro de desbordamiento de la crisis. Aunque la suerte es una categoría a tomar en cuenta, el deseado éxito requiere de esfuerzo, trabajo, voluntad y unidad de propósitos.

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